Como es la visión de los camaleones

COMO ES LA VISIÓN DE LOS CAMALEONES

 

En anteriores post os hemos hablado de las curiosas miradas de algunos animales, como la de los gatos, que cuentan con una visión de 200 grados; los peces, cuyos ojos están entrenados para ver bajo el agua, en la oscuridad y captar detalles a grandes distancias; y las abejas, que cuentan con dos ojos compuestos y tres simples, entre otros.

Te imaginas poder ver todo lo que pasa a tú alrededor o poder ver la televisión con uno ojo y con el otro vigilar la comida o al niño

Los camaleones sí que pueden. Sus ojos son capaces de ver, al mismo tiempo, si hay algo a su izquierda y a su derecha que puedan llevarse a la boca con su alargada lengua. Como bien dice el proverbio chino, “el camaleón mira con un ojo al futuro y con el otro al pasado”.

De hecho, podríamos afirmar que los ojos más extraños de cualquier animal son los del camaleón: se encuentran casi completamente ocultos por los párpados dejando al descubierto la pupila y una parte muy pequeña del iris. Además, están montados sobre torretas cónicas dobles, por lo que cada ojo puede moverse de manera independiente y conseguir una visión de 360º. Además, su lente es divergente y pueden acomodar la capacidad de vista a diferentes distancias funcionando como un telescopio.

Cuentan con un campo de visión muy reducido que se compensa con una imagen muy aumentada y una movilidad ocular extraordinario, los ojos del camaleón escanean continuamente el entorno moviendo cada ojo independientemente del otro, de modo que pueden mirar hacia arriba y hacia abajo, hacia adelante y hacia atrás simultáneamente. Solo cuando localizan algo que llama su atención focalizan ambos ojos sobre el objeto de su interés, normalmente una presa.

Aunque de momento, parecen todo ventajas, estos ojos camaleónicos tienen también sus inconvenientes. Su capacidad para distinguir colores y formas durante el día es muy buena, pero por la noche disminuye de manera considerable.

Otra curiosidad de los camaleones, es que a lo contrario a lo que se cree, no adoptan el color de la superficie en la que se encuentran, sino que sus escamas cambian dependiendo de la temperatura o de la hora.